Con el corazón lleno de sentimientos encontrados, hoy nos dirigimos a las Hermanas Terciarias Capuchinas Dora Inés Ruiz Arango, Luisa Dos Santos Rodríguez y Andrea Beltrán Beltrán, quienes durante siete años llenaron nuestra institución, la Escuela Normal Superior Indígena de Uribia, de luz, compromiso y una fe inquebrantable.
Hna. Dora Inés, su liderazgo transformador dejó una huella que perdurará por generaciones. Con su guía, no solo construimos caminos hacia la excelencia educativa, sino también vínculos humanos cargados de espiritualidad, empatía y valores. Su visión y entrega nos impulsaron a ser una comunidad más unida y con propósito.
Hna. Luisa Dos Santos, cada actividad que lideró con dedicación fue un reflejo de su amor por la educación y su compromiso por el bienestar de nuestra comunidad. Usted fue el alma silenciosa que garantizó que cada detalle de nuestras metas se cumpliera, dejando una impronta de organización, calidez y humanidad.
Hna. Andrea Beltrán, su trabajo incansable en la formación de los más pequeños nos recordó siempre que la educación no es solo impartir conocimiento, sino sembrar esperanza, amor y confianza en los corazones de nuestros niños y niñas. Gracias por ser una madre espiritual, una mentora y una guía para ellos.
Estos siete años han sido un regalo invaluable para todos nosotros. Ustedes no solo cumplieron con sus roles; dejaron un legado de esfuerzo, amor y entrega que permanecerá como un ejemplo a seguir. Su partida deja un vacío difícil de llenar, pero también nos deja la certeza de que su impacto continuará resonando en los muros de esta institución y en los corazones de quienes tuvimos el honor de compartir este camino con ustedes.
Hoy no les decimos adiós, sino gracias eternas. Gracias por haber sido parte fundamental de nuestra historia, por sembrar semillas de fe y conocimiento, y por recordarnos cada día que la vocación es un acto de amor al prójimo.
Que donde sea que continúen su misión, sigan siendo el faro que guía a quienes más lo necesitan. Sepan que siempre serán parte de nuestra familia educativa.
Con amor y gratitud infinita,
La Comunidad Educativa de la IEENSIU